En este nuevo post episódico
trataremos algunos de los pueblos que fueron absorbidos por el Imperio Romano y
que en algunos casos como veremos compartían características con sus vecinos de
la Hélade.
Esta semana será el turno de
los Ilirios, un grupo originario de tribus y confederaciones tribales que
habitaban la costa oriental del Adriático, el interior de la Península
Balcánica y las regiones italianas de Puglia y Calabria. Aunque nos refiramos a
ellos en conjunto como pueblos ilirios, la realidad es más compleja y el
territorio ocupado por estos pueblos forman un auténtico mosaico. Los
ardiadeos, dálmatas, daorsios, liburnios, lapydos, histri, docleates, dardanios
o los breucos son algunas estas tribus que ocupaban gran parte de los estados
actuales de Eslovenia, Croacia, Bosnia & Herzegovina o Albania.
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Mapa de la expansión de los ilíricos. Wikiwand. |
Debido a la falta de un
legado escrito, nos es imposible determinar con exactitud las costumbres o
lenguas habladas por estos pueblos por lo que como en muchos casos, la única
fuente escrita contemporánea a estos pueblos es Estrabón y otros historiadores
romanos y griegos. Por lo tanto, es difícil deducir si poseían una lengua
común, por lo que los historiadores prefieren referirse a estos como pueblos de
lenguas ilirias. Hasta hace relativamente poco tiempo se pensaba que el anillo
de Kalaja Delmaçës encontrado en Albania era el único texto escrito de los
pueblos ilirios, sin embargo, hoy sabemos que el registro es muy posterior y
que es de manufactura bizantina. Lo único que conocemos de este idioma proviene
por topónimos y antropónimos encontrados en lápidas de época romana. No
obstante, desde finales el siglo XIX hubo un gran interés por el estudio de los
pueblos iliriosgracias a los estudios de los austriacos Paul Kretschmer, Hans
Kraher y el croata Anton Mayer, llegaron a la conclusión de que las lenguas
ilirias eran de origen indoeuropeo.
Los ilirios fueron excelentes
artesanos, agricultores, cazadores y pescadores, excelentes marineros que se dedicaban
a la piratería. Conocían el dinero, construían sus poblados amurallados sobre
colinas fértiles que permitían la agricultura. Estrabón nos aporta una
descripción física de los ilirios a los que define como altos, de tez morena y
ojos oscuros, bebedores, buenos guerreros y se dedican a la agricultura, la
caza y la piratería. En el siglo III a.C. la invasión celta de los Balcanes
supuso la etnogénesis de algunos de estos pueblos que merecen la categoría de ilirio-celtas. Vestían túnicas que le llegaban hasta las rodillas, los hombres
dejaban crecer su barba y las mujeres decoraban su pelo. Los guerreros vestían
una pequeña coraza sujeta al pecho y portaban grandes escudos, kopis (espada
griega), lanzas, hachas o arcos.
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Guerrero de élite ilirio |
El origen de Iliria aparece
en un fragmento de la mitología griega, Polifemo enamorado de Galatea,
desconoce que la ninfa se halla enamorada de Acis. Polifemo lleno de furia
aplasta con una roca a Acis y Galatea convierte la sangre de Acis en un río
(río Acis de Sicilia). Finalmente, Polifemo convierte a Galatea en su amante
con el que tiene tres hijos, Celto, Ilirio y Gala, epónimos de los pueblos
celtas, ilirios y gálatas.
Sin embargo, tenemos
constancia por los restos arqueológicos que la constitución de los pueblos
ilíricos se produjo en torno al primer milenio antes de nuestra era, y que
comenzaron a extenderse y ocupar las tierras comprendidas desde el río Pada
hasta el Danubio austriaco. Más adelante alcanzarían el sureste de la Península
Itálica y el norte y centro de Grecia hasta el Peloponeso donde recibieron
influencia del mundo helénico y comenzaron a cultivar la vid y el olivar y a
utilizar la escritura y la moneda, así como a construir algunos de sus
edificios en piedra.
La posterior invasión celta a
la que ya hemos hecho referencia fue fundamental para la constitución de nuevos
grupos tribales fruto de la unión cultural de ilirios y celtas, como los casos de
los ardiadeos, liburnios o los dálmatas.
Estas tribus y
confederaciones tribales ilirias mantuvieron su independencia hasta la
conquista romana de la costa dálmata, provocada principalmente por la rampante
piratería que interrumpía el comercio con el mundo helénico y que provocó las
dos primeras guerras ilirias contra la reina Teuta y Demetrio de Faros. En el
año 168 a.C. la república romana conquistó por completo a los pueblos ilíricos
y homogenizó con el nombre de Iliria a la futura provincia romana. Aunque no
hay una fecha exacta para la formación de la provincia de Iliria, si podemos
asegurar que fue con posteridad al año de su conquista.
En el contexto que dio lugar
a la Tercera Guerra Ilírica el rey Gentio de la tribu de los ardiadeos había
roto los tratados con Roma y se unió al reino de Macedonia en el 169 a.C. para
hacer frente a la política expansiva de la República romana. No obstante, desde
los principios de su gobierno en el 180 a.C. su labor había sido cuanto menos
cuestionable, ya que permitió la independencia de las tribus de los dálmatas y
los daorsios y la ciudad de Rhizon (Montenegro) que recibió la immunitas romana. Como respuesta a la
ruptura de los tratados, Gentio ordenó el ataque contra las ciudades de
Apolonia y Epimdano (Durres), arrebatadas a los pueblos ilírios tras las dos
primeras guerras. Refugiado en la ciudad de Shkodra resistió veinte días hasta
que fue capturado por el legatus
romano L. Anicius Gallus y trasladado a Iguvio (Perugia). Tras estos sucesos el
nombre de Gentio desaparece de la historia.
La creación de la provincia
romana, sus futuras divisiones administrativas durante la época imperial y la
paulatina latinización de los ilirios perduró hasta el final del Imperio romano
de Occidente quedando aún bajo la soberanía de Odoacro hasta la llegada de los
ostrogodos en el 488.
No obstante, durante los
primeros años del siglo I d.C. la provincia Ilírica junto con la panónica se
levantaron contra el Imperio en cuanto este debilitó sus posiciones en dichas
provincias con motivo de la campaña expansiva de Roma frente a los marcomanos,
llevándose al gobernador ilirio y la mayor parte de las guarniciones del
territorio, hecho al que se suma un intento de leva forzosa y que facilitó el
levantamiento de Bato I, quien tras un inicio de campaña exitosa expandió el
levantamiento hasta la provincia panónica donde se levantó Bato II. El
emperador Tiberio ante las noticias del levantamiento decidió retirarse de la
Germania para defender las posiciones del norte de Italia que se encontraban
indefensas. Tras rearmarse las fuerzas imperiales consiguieron varias victorias
que hicieron retroceder a las fuerzas ilirias hasta atrincherarse en el monte Almus
donde fueron rodeados por cinco legiones y fuerzas auxiliares provenientes de
la Tracia.
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Retrato de Gentio extraído de un billete de 2000 lek. |
El ataque sorpresivo de
sármatas y dacios permitieron alargar el movimiento insurrecto de los ilirios.
Tras dos años de conflicto en el 8 d.C. el desgaste provocó que una facción de
los rebeldes pretendiera un armisticio con el ejército romano, intención que
fue frenada por los temerosos de la venganza romana. El propio Tiberio se
desplazó hasta Arimino (Rímini) para negociar una rendición de los ilirios, sin
obtener resultados regresó a Siscia (Sisak) y envió a Marco Emilio Lépido quien
consiguió la rendición de los panónicos tras haber sido derrotados los breucos
a manos de Marco Plaucio Silvano. Lépido y Silvano arrasaron los cultivos de
Iliria hasta forzar la rendición de todas las tribus y nombrando a Cayo Vibio
Póstumo, nuevo gobernador de la Iliria.
La revuelta dejó tras de sí
una herida abierta en varias generaciones de ilirios que se retiraron a los
bosques a vivir del saqueo y la rapiña. Días después de la reconquista del
territorio ilirio llegó hasta Tiberio la noticia del desastre de Teutoburgo
por lo que fueron canceladas todas las celebraciones preparadas.
Con esto me despido y
adelanto que la próxima semana trataremos al pueblo tracio.
Fernando TL
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